sábado, 13 de marzo de 2010

Soluciones para el mundo -nuestro-


El siguiente es un reportaje a uno de los pocos genios que quedan en el país.

P: ¿Cómo está profesor “F. Army y Politikín?


R: Muy, pero muy ocupado señor periodista.


P: ¿Podría decirnos en qué se encuentra abocado?


R: Pero… en pocas palabras, ¿eh? (Asentimos) Estoy abocado en el futuro de nosotros.


P: ¿Cómo?


R: (Gritando) ¡¡Estoy abocado en el futuro de nosotros!!


P: Sí, ya lo escuchamos, pero explíquenos.


R: Estoy diagramando un proyecto que revolucionaría a la humanidad y especialmente a nosotros.


P: Aclárenos, por favor.


R: Vamos a ofrecer la Argentina. Es decir, vamos a venderla.


P: ¿Qué? ¿Se siente bien profesor?


R: Sí. Como les decía, pensamos vender el país al coloso del norte, por… unos 25 millones, perdón, BILLONES de dólares. Y creemos que gustosamente harían el trato, porque esa suma ellos la gastan en cualquier guerrita idiota de las que hacen.


P: Continúe profesor, continúe


R: Bien. Ellos nos darían los 25 billones de dólares y nosotros les dejamos todo; fábricas, casas, animales, todo, absolutamente todo. Ellos así, solucionarían su grave problema racial. Traerían a todos los negros aquí, que serían muy felices, más aún cerca de Brasil, donde se albergan sus parientes.


P: Pero… profesor ¿y nosotros? Qué sería de nosotros, los argentinos?


R: Nos iríamos a otra parte del mundo, pero antes de subir al barco, los nuevos dueños nos darían un millón de dólares por cabeza(1979). ¿Se figuran? No habría un solo argentino pobre en el mundo. Una familia tipo de “cuatro individuos” que ahora apenas comen, se iría con cuatro millones de dólares y… eligirían comprarse una isla en el Pacífico o varias mansiones en Montecarlo y hasta podrían dar préstamos a países subdesarrollados.


P: Pero, profesor. ¿Y la Patria, la Bandera?


R. Pero ¿es que no han visto a los judíos? ¡Haríamos otro país con el mismo nombre, las mismas leyes, las mismas costumbres y todo volvería a empezar! Haríamos una Argentina igualita, igualita. Justamente, me encuentro abocado en el modelo actual del país con el mismo nombre y todo. No vaya a ser que hagamos un país distinto donde no exista la censura, haya divorcio, no tengamos problemas con los derechos humanos, etc. ¿Se da cuenta? Eso es parte del proyecto.


P: Profesor, ¡qué extraordinario! ¡Sólo usted es capaz de semejante proyecto!



En ese instante sonó un timbre y el profesor salió disparando, vociferando: “Espero que no nos hayan robado la idea algunos de nuestros vecinos que tienen menos habitantes y entonces sería mejor la oferta. Para colmo el Ministro de Economía se opone, claro, él es el único que tiene más de un millón de dólares”
El genial profesor salió corriendo por los pasillos, mientras nosotros salíamos caminando para el Círculo de la Prensa, buscando calma…¿calma?.




El autor es Victor Marchesini, quien en 1979 escribió esta nota para una revista que hacíamos los alumnos de la Escuela de Periodistas.

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