jueves, 30 de septiembre de 2010

Habitamos una "descripción" del mundo?


Los hombres han pensado siempre que "habitaban" el mundo, que eran o estaban "en" el mundo. En realidad, tal vez, no han habitado jamás el mundo, no han salido de la "idea" que se han formado del mundo. Dicho en otras palabras: no han habitado más que la "descripción del mundo", descripción que las diversas épocas han elaborado del mundo.

Cuando en el tiempo antiguo el mito describía el mundo, cuando en el medioevo la religión describía el mundo, cuando en la edad moderna la ciencia se adueñó de la descripción del mundo y hoy, momento en el cual la técnica configura el mundo según nuestros proyectos, en todos estos momentos los hombres no habitaron nunca el mundo, sino la descripción que del mundo hizo el mito, después la religión, luego la ciencia y hoy la técnica.

Y esto nos invita a pensar que tal vez los hombres nunca se encontraron o tuvieron algo que ver con las "cosas mismas" sino siempre y sólamente con las ideas con las cuales han confeccionado o descripto las cosas, es decir el mundo.

Pensemos, por ejemplo, al dolor y a la muerte. Son realidades que han afectado desde siempre al hombre, pero la descripción que han hecho las diversas épocas las ha colocado en escenarios diversos, y a tal punto diversos que, han aparecido como realidades totalmente diferentes.

Una cosa es pensar el dolor y la muerte en el horizonte del mito, es decir, bajo el signo de una Necesidad o Destino que gobierna tanto a los dioses como a la physis, es decir a la Naturaleza en general. Cosas y hombres no pueden escapar al límite que se impone al Todo.

Otra cosa es pensar el dolor y la muerte en el horizonte de la esperanza que abre o sostiene la religión. Se trata de una esperanza en el "más allá".

El dolor y la muerte son colocados, por la ciencia, en otro escenario, bajo el signo del "remedio", de la "medicina" que considera ridículo otro tipo de discurso que no sea el suyo y el de la tecnología a disposición, es decir, descalifica tanto el mito como la religión.

En toda esta secuencia de escenarios nos damos cuenta que el significado de las cosas, en nuestro ejemplo el dolor y la muerte, no pertenece a las cosas mismas, no está en las cosas mismas sino en la descripción que de ésas hacen las distintas perspectivas de lectura.

Los significados son siempre diferentes, según la óptica desde la cual se observen. Esto nos dice que es más bien el "aparecer" y no el "ser" lo que los hombres habitan. Dicho de otro modo: habitamos la "representación" del mundo y no "el" mundo.

Amor-libertad-seducción


Amar a otro significa afirmar su libertad, promoverla recordando a cada instante que la libertad es frágil, debil y puede ser siempre capturada, seducida, embrujada.

Si alguien permanece contigo porque has seducido su libertad, entonces tienes a tu lado un estúpido/a y un esclavo/a pero non un auténtico amante.

Y tú, en realidad, no amas. Eres sólo un hábil cazador que construye jaulas porque estás incapacitado para volar y en tu desesperación o frutración, envidioso de las alas que no tienes, encadenas, a tu podrida y achatada vida, los/as idiotas que en el camino encuentras.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Profundicemos en los arcanos del cosmos


Mdme. Carla Blavatsky Peterson


HOY: LA GALLETITA DE SABOR EQUIVOCADO EN LOS CAFÉS DE LA ZONA CENTRAL DE LA CABA.
ES objetable y lamentable la in-complementariedad entre las galletitas, que como cortesía de la casa, ofrecen ciertos cafés de la París argentina.
Más aún teniendo en cuenta la trayectoria bicentenaria de estos núcleos impulsados por el colectivo galaico (al menos en un porcentaje mayoritario, según mi más reciente hipótesis, que deberá ser corroborada post-investigación, para lo cual acepto donativos).
Pero volviendo al tema que me vocó a graficar estos símbolos castellanos, continuaré esbozando que: “si la base es inadmisible, el complemento también lo será, aunque puede no serlo, pero si la base lo es, entonces ya no es tan importante el complemento”.
Y siguiendo con este natural discurrir de mi mente sobre el tema que me pulsionó, podríamos decir en términos ejemplificadores que: “si la galletita es una mierda aunque el café sea bueno, ya la cosa se des-luce pero puede ser ob-viado con una sonrisa cortés direccionada hacia el camarada (1) cuya función es servir la mesa , pero si la galletita es una típica mierda-descontextuada y en aditamento el café es una basura, entonces todo finalmente es asqueroso”.
Y entonces, la lógica perturbación cognitiva-neuroendocrina resultante, puede provocar (“PUEDE”) una fluctuación del biocampo electromagnético del cliente, que, (por efecto mariposa(3)) provoque una perturbación en el campo próximo y lejano y, si esto se irradiase a áreas colindantes a la tierra y aún más allá, no sería extraño que alguna especie inteligente (humanoide o no (4)) tome la decisión equivocada (o no) de pergeñar una invasión no amistosa a nuestra azulina patria solar.
Ni que hablar que esta desidia o desinterés galletital, genere (también por efecto mariposa(5)) perturbaciones en el bio-plasma de la población en general, los pueblos del mundo o el proletariado y, se desencadene una revolución céntrica, zonal, local, paisal, continental o mundial, que tienda hacia el socialismo, el comunismo, el anarquismo o una combinación de todos ellos, o bien a un caos sin fin impelido por la pulsión de muerte freudiana a la que tan afecto es el hombre (y también la mujer y otros géneros) con lo cual el quilombo en definitiva sería grave.
Por todo lo ante-dicho u ante-escrito, en un llamamiento desesperado y postrer, y, para la sanidad mental de las mayorías, concito las intencionalidades de las fuerzas vivas, los sindicatos, los capitalistas, la clase obrera. La clase trabajadora, los profesionales independientes, los vendedores de bihouterie, los surfistas y los reinos naturales, para equilibrar ese peligro (de cierto grado de inminencia) realizando entonces una presión coordinada, agresiva y salvaje contra el maldito lobby unitario y traidor de los galaicos almaceneriles (6), devenidos en empresarios gourmette , para evitar males mayores (de los que ya super-abundan) para este barrio, esta ciudad, esta provincia, este país… en fin para la humanidad toda.
No quiero seguir profundizando en el tema que nos aglutina porque creo que por hoy es suficiente para vuestros coeficientes y además no se me ocurre ya más nada o tal vez no tenga nada que decir, o quizás nunca lo tuve.
Pero bueno, sea como sea DESPUÉS NO DIGAN QUE NO LES AVISÉ.

(1)Me refiero al mozo (2)
(2)El término me parece peyorativo pero además equívoco puesto que si esa entidad proteínica conllevara una carga etaria superior a los 50 años, la misma podría conmoverse en un sentido positivo (“me piropearon”) o negativo (“?”).
(3)Nah que ver con el Licor.
(4)Es mi deber advertir en este punto que esos son feos en serio.
(5)Nada que ver con otro litro del licor mencionado.
(6)Parafraseando a Zar Miento: “aristocracia con olor a yerba”.

viernes, 3 de septiembre de 2010

El yo y la época de las "pasiones tristes"






Decía el filósofo francés J. P. Sartre - y con buenas razones - que "nosotros corremos hacia nosotros mismos, y por eso, somos el ser que no lograremos alcanzar jamás" (El ser y la nada).

Sartre retrata, en esta frase, la lógica narcisista, autoreferencial con la cual el hombre occidental, convencido de ser el "ombligo del mundo" no mira más allá de sus narices. Con esta lógica relacional, centrada en sí mismo, ha construido una identidad patológica que considera el "yo" sacro y el otro profano, peso insoportable o una herramienta en función del "yo y sus delírios".

Estamos viviendo, como dicen tantos psiquiatras (M. Bensayag y G. Schmit) en la época de las "pasiones tristes" porque vivimos en una "sociedad líquida" que, apunto, cambia de forma de un día para el otro y no permite vislumbrar ningún futuro. El mañana es más que incierto porque el "hoy" no tiene márgines seguros o estables y, como un río sin orillas, no tiene forma alguna en la cual pueda reconocerse.
Hemos perdido la capacidad utópica con las ideologías fallidas del Nuevescientos, con la muerte de los grandes ideales. Parece que no queda otra vía que la de correr hacia nosotros mismos - como dice Sartre. Pero quien mira sólo su propio "yo", antes o después, termina como Narciso, el joven del mito greco que, sordo y ciego para escuchar y mirar la alteridad (la Ninfa Eco) se ahogó en las aguas del lago en el cual observava embelesado espejarse su propia imagen. Y esto significa, sencillamente que, quien pretende salvarse a sí mismo, quien cree ser autosuficiente y prescindir del otro, no sólo condena a la locura a los otros (Eco enloqueció después que Narciso la abandonó) sino que perece, asesinado por su propio rostro.

Tal vez para salir del narcisismo que, antes o después, termina por hacer desaparecer el propio "yo", la vía consista en hacer una "pausa" en la inútil carrera hacia un "yo" siempre más evanescente y, sin pretensiones de adueñarse, mirar a los ojos del otro, mirar el "rostro" del prójimo y ser más atentos a sus necesidades, sufrimientos, angustias.

Quizás - y sin por esto caer en romanticismos acalambrados - en el rostro del otro está el camino auténtico que nos permita alcanzar, al menos, el "umbral" del "yo" y vivir ejerciendo la projimidad sin discriminaciones mezquinas, evitando así la lógica necrófila, es decir, la carrera ciega y estúpida - porque mortal - hacia un yo que, si no se dona, si no sale de sí mismo, si no rompe la sua autoreferencialidad, no podrá jamás encontrarse. Más bien corre el riesgo de perderse - y para siempre.

Conocer las necesidades del otro y, en un cierto sentido, hacerse cargo, compartir su historia; conocer sus debilidades sin por esto aprovechárse de ellas y así tender la mano solidaria, libre de intereses y oscuras intenciones, son lógicas relacionales que pueden humanizar las "pasiones tristes" y transformarlas en "alegres" sin por esto caer en sentimentalismos acalambrados o en paternalismos infantiles y patológicos.