martes, 6 de octubre de 2009

¿Quién debe gobernar?



1) El excelente libro de K. R. Popper que lleva por título "La sociedad abierta y sus enemigos" es un clásico de la democracia que se tendría que leer y discutir desde muy temprana edad, por ejemplo en la escuela secundaria. Su contenido y el peso de las argumentaciones ayudan a pensar aspectos fundamentales de la democracia y, sobre todo, denuncian las claves que sostienen o alimentan las ideologías totalitarias, sean éstas de derecha o de izquierda, populares o aristocráticas.



2) En el libro de Popper, publicado en 1946 en Inglaterra, son denunciados grandes pensadores que, como es conocido por casi todos los que se ocupan del tema, son los ideólogos de utopismos delirantes. Pensadores que, convencidos de tener todas las respuestas para crear el paraíso terrestre non han hecho otro cosa, que crear, sea de derecha o de izquierda, un atroz e inolvidable infierno, abonado por millones y millones de muertos de los cuales hoy ni memoria queda. Estos pensadores son el "divino" Platón, el cristiano-protestante G. W. F. Hegel y el hebreo C. Marx, es decir tres grandes filósofos que, cada uno desde su propia perspectiva, estaban convencidos de saber o tener en el bolsillo la receta para poner en pie la sociedad perfecta e ideal.



2.1) Todos ellos, con sus particulares visiones del hombre, del mundo y de la historia, bautizaron sistemas ideológicos decididos a sacrificar, sin ninguna piedad, generaciones y generaciones de hombres. Homologación o muerte; eliminación de la diferencia. Absoluta indiferencia por la unicidad e irrepetibilidad del individuo. Dicho en otros términos: sociedad cerrada y dogmática que para establecerse requería la muerte de la persona en nombre de una Totalidad indistinta.



2.2) Por supuesto que el marxismo nunca miró con simpatía la crítica de Popper, pero hoy día, después de la caída del muro de Berlín, la fragmentación total del mito de la Unión Soviética y las masas que emigran por Europa, los hechos demuestran la veracidad de la lectura que hizo de tal propuesta el gran epistemólogo de Viena.



2.3) Tampoco los admiradores de Platón están en sintonía con Popper, pero, según otros estudiosos, la interpretación que Popper hace de la República - uno de los textos más leídos del filósofo griego - es acertada. Platón quería poner en pie un estado de tipo totalitario que organizaría totalmente la vida de los individuos en función del Estado, porque el individuo no cuenta sino como un momento o un apéndice del Todo. Basta recordar el poder que Platón otorga al Estado el cual, para recordar un ejemplo del tono totalitario que tiene, elige los individuos para procrear de modo tal que la descendencia sea perfecta. En palabras actuales, se trata de eugenética.



2.4) En la línea de Platón se movería Hegel. El filósofo prusiano habría sido también un teórico de la sociedad cerrada, un profeta del totalitarismo en cuanto sostenía el carácter absoluto del Estado.



3) En La sociedad abierta y sus enemigos, Popper propone una idea de democracia que no está en contraposición con las democracias actuales, pero en cierto sentido las pone en crisis porque toca preguntas urticantes a las cuales se han dado, respuestas disparatadas o aberrantes. Se suele escuchar, y sobre todo de personas "cultas", que la democracia es "el gobierno de la mayoría", o el "gobierno del pueblo". Estas definiciones tienen, para Popper, un valor relativo pues una mayoría podría gobernar tiránicamente el resto del pueblo. Y, además, como ha ocurrido en Occidente, todo un pueblo podría dar su consentimiento, su sî, a un dictador o a una Junta de dictadores, de tipo nazista, o facista, etc.




3.1) Si todos los ciudadanos de una nación diesen su consentimiento a un Hitler, o a un Stalin, por ejemplo, tal gobierno ¿se podría aún llamar "democracia"? El consentimiento, el sí, aunque fuera contundente y extenso, por sí solo non puede o no tienen ninguna autoridad para cualificar como democrática una sociedad.



3.2) Lo que se necesita es una lógica diferente.Se necesita el consentimiento en la diferencia, la convergencia en la divergencia. Es decir, el consentimiento acerca de los iguales derechos de todos aquellos que piensan diversamente. Es lo que Popper llama, el consentimiento sobre las reglas de la sociedad abierta. Los mismos derechos para todos aquellos que tienen ideas diversas, pero no intolerantes.


4) Fue Platón quien contaminó con una pregunta toda la teoría política del Occidente. El filósofo griego hizo una pregunta fatídica. Es la siguiente ¿Quién debe gobernar? Según Platón esta es la pregunta fundamental a la cual el teórico o filósofo de la política, tendría que responder. Y bien, a esta pregunta Platón respondió diciendo: tienen que gobernar los hombres sabios, es decir, los filósofos (que en la antiguedad, eran una elite privilegiada y muy distanciada de la plebe).



5) Esa misma pregunta fue repetida infinidad de veces y recibió distintas y contrapuestas respuestas. Se dijo: deben gobernar los hombres píos, los religiosos; tienen que gobernar los militares; tienen que gobernar los técnicos; tiene que gobernar el mejor; tiene que gobernar un príncipe; un rey, un hombre de estirpe real, elegido por Dios; tiene que gobernar esta raza o aquella, esta nación o la otra; esta clase social o la otra.



6) Quien no perdió el tiempo, es decir, la vida, viendo televisión y filmes americanos, sabe que la historia de las teorías políticas puede ser leída o interpretada como una búsqueda de ligitimidad o justificación del poder de algunos sobre otros. Y bien, esta búsqueda es simplemente imposible. Sería la búsqueda de algo que no existe o, mejor, la búsqueda ya orientada por una ideología dominante o por una pregunta equivocada, mal puesta.



7) Ningún individuo, pueblo, sociedad o raza (suponiendo que esta última sea un concepto científico) o clase vino a este mundo con la atribución de ejercer la soberanidad, el poder o el gobierno sobre los otros. Distrae y desvía del curso verdadero la pregunta que infectó la concepción democrática del Occidente, es decir, la pregunta: ¿Quién debe gobernar?



8) La pregunta que tiene que estar a la base de una sana democracia no es la anterior, sino la siguiente: ¿Cómo podemos organizar las instituciones políticas de modo que sea posible impedir que los gobernadores incapaces o bastardos hagan el menor daño posible? Esta pregunta es la que sustenta o hace posible una sociedad abierta. La pregunta no es: ¿quién tiene que gobernar? Sino ¿cómo podemos controlar con eficiencia y rapidez a los gobernantes?



9) Somos hombre falibles, no absolutos o perfectos. No tenemos ni tendremos la fórmula mágica para construir sociedades perfectas. Por eso todo aquí, en este mundo, es criticable, todo es perfeccionable, todo puede ser modificado en un movimiento infinito que no tiene límites más que aquellos marcados por la intolerancia, es decir, por el totalitarismo. Siempre es posible crear nuevas perspectivas, propuestas, instituciones, etc. No hay nada de absoluto, y mucho menos, una visión perfecta de la sociedad.



9.1) Esto último, es decir, que hay una visión perfecta de la sociedad, un ideal claro y distinto que puede ser concretizado en la historia, lo creyó por largo tiempo una Iglesia triunfalista que identificó el Reino de Dios con la ciudad terrena. Es un pecado que no tiene absolución posible. Es escupir el cielo y, a la vez, aniquilar la tierra. Esos tiempos ya pasaron pero las heridas son profundas y a veces sangran todavía. Y lo creyeron también los militares de turno. Milicos que no terminaron ni siquiera el "jardín de infantes", esquizofrénicos convertidos a un dios justiciero, apocalíptico. En fin, soldaditos de cartón convencidos de estar iluminados o ser los elegidos por Dios para salvar la tradición, la familia y la propiedad. En cambio, eran "IDIOTAS ÚTILES" al servicio de los intereses bastardos de la administración de los Estados Unidos.



Hoy día, quien ha rescatado la figura noble del héroe militar - y esto va más allá de nuestro tema - es Hugo Chavez, que ha reactualizado el sueño de grandes hombres y combatientes por la libertad del pueblo, como fueron San Martín y Simón Bolivar. Es esta una cuestión que los pinochos y los videlas nunca entendieron. Por supuesto, es una cuestión de cerebro. Por lo tanto, imposible para ellos como lo fue también para mucha parte del pueblo connivente o simpatizante de las dictaduras de América Latina.



10) Retomamos nuestro tema. No existe un método infalible para evitar tiranías y dictaduras. La libertad está siempre amenazada. El precio para mantenerla activa es la vigilancia, creando instituciones de control, creando reglas que permitan una pacífica y articulada convivencia entre hombres que se reconocen limitados, no absolutos, indigentes. Se trata de crear y poner en movimiento reglas e instituciones que permitan que hombres con ideas diversas y muchas veces contrastantes, se encuentren, dialoguen, establezcan mediaciones humanas y humanizantes.



11) Las ideas, como las creencias, son unas de las realidades más importantes que existen. Y no debemos olvidar que las "instituciones son como fortalezas que resisten los ataques si son buenas sus guarniciones". En el libro de Popper millones de hombres y mujeres oprimidos han encontrado razones para liberarse. Además su lectura ayuda a tomar conciencia que es únicamente en el arriesgado ejercicio de la libertad y del diálogo con la diferencia, aunque no siempre se pueda lograr la sintonía, el espacio adecuado en el cual se puede construir un rostro humano.

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