jueves, 22 de octubre de 2009

La pregunta abre el horizonte

1) El hombre no es grande por las respuestas que da sino, más bien, por las preguntas que hace, como decía Heidegger. La respuesta que no se transforme en pregunta muere como respuesta y da origen al dogmatismo en gnoseología y al totalitarismo en política. La filosofía, decía por su parte el filósofo alemán Hans Georg Gadamer, es la disciplina que se alimenta del preguntar y el recordar. En el siglo XVIII escribía el Duque de Lévis: "El ingenio de un hombre se juzga mejor por las preguntas que hace que por las respuestas que da".


2) Estas citaciones que tienen que ver con la filosofía se adaptan muy bien a la concepción de la sapientia. Esta última es contemporáneamente atenta al pasado, a los más preciosos pensamientos que provienen de quienes nos precedieron en el ejercicio de vivir y de pensar la vida, como también tiende hacia el futuro como un "poder ser" o posibilidad que rompe con el "eterno retorno" de "lo mismo". La sabiduría, a través de la búsqueda, de la interrogación y de la duda como método, no como actitud recalcitrante ó escepticismo radical.

3) Me interesa poner el acento en el preguntar, consiente de la verdad que custodia la ironía o el humor de una frase del genial escritor y poeta inglés, Oscar Wilde. Entre tantas expresiones llenas de sabiduría, me viene a la mente la siguiente: "Todos son capaces de dar respuestas, pero para hacer las verdaderas preguntas, se requiere un genio".


4) Esto significa, entre tantas otras cosas importantes, que si quieres descubrir la apertura, el genio, el deseo de saber, la sensibilidad y la inteligencia de una persona, debes estar atento a las preguntas que hace. Interrogarse quiere decir que frente a las respuestas que nos llegan desde los diversos ámbitos del mundo, no estamos siempre "cómodos", no nos sentimos "en casa". Quiere decir que estamos siempre "inquietos" por un "más y mejor". Los lugares comunes, los espacios y respuestas trilladas, sirven para adormecer las neuronas y adomesticar la libertad.


5) El famoso escritor Honoré Balzac decía: "La llave de todas las ciencias está, indiscutiblemente, en el punto de la pregunta". No es otra cosa que el "Cómo" o el "Por qué" que aflora, como un tormentoso y caudaloso río incontenible, en la boca de los niños, no arruinados todavía por la indiferencia y las desiluciones que la vida siempre implica.


6) El "cómo" y el "por qué" son las armas verbales que ponen en crisis al adulto que se deja interpelar por los niños y los jóvenes. Ponen en crisis porque el adulto ha dejado ya de preguntarse, está convencido o que sabe todo o que no vale la pena interrogar pues en realidad nadie sabe nada de nada. No interroga, más bien sospecha, que es una actitud totalmente distinta de aquella que alimenta la pregunta.


7) El adulto no se interroga más. Pero sobre todo, porque en él, la llama de la búsqueda amorosa y agónica de nuevos horizontes se ha apagado. Lo venció la rutina, lo fagocitó el cuantitativo, perdió el estupor y la maravilla para mirar lo real. Para él, todo está perdido, sigue caminando por inercia y, como decía Sartre, se irá de este mundo, por culpa de un accidente, sin "hacer" historia. No hará historia, se irá simplemente "pasando" por la historia, como pasan las sombras, es decir, sin que ninguno las recuerde y las reconozca.

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