jueves, 24 de junio de 2010

La insensatez de la existencia: síntoma de una patología difícil de medicar

Es una verdad que, desde hace tiempo, todos somos conscientes que han desaparecido los puntos de referencia fuertes, estables, permanentes que orientaban la cultura del Occidente. Han caído las ideologías, tanto de derecha quanto de izquierda que, en modo arrogante, pretendían edificar el paraíso en la tierra. Ideologías que nos llevaron sin solución de continuidad a dos guerras mundiales y a los holocáustos y genocídios que ensangrentaron el siglo pasado - y que continúan todavía en muchas regiones del planeta bajo la máscara del nacionalismo a ultranza. Esas ideologías, aún con con sus patologías mantenían abierto el futuro y sostenían el esfuerzo y el empeño en la vida cotidiana de millones y millones de seres humanos.

Todos sabemos también que han caído o se han desdibujado o descolorido los valores absolutos que garantizaban la convivencia civil y política. Caminamos, en Occidente, entre las ruinas de los ídolos de los pies de barro que la diosa razón construyó desde el siglo XVI hasta ahora.

El sol se ha ocultado y no hay ninguna brújula que nos oriente hacia tierras mejores. Corre siempre más veloz y sin meta alguna la locomotora del progreso que, sin tener en mente un punto de llegada, no hace otra cosa que producir para consumir y seguir idiotizando con el mercado.

La nuestra es un tipo de experiencia que invierte todas las lógicas que nos guiaban hasta el momento. La experiencia es tan radical que ha cambiado también la pregunta acerca del dolor. Esta pregunta se hace hoy en modo diverso. Me explico. Si antes eran los conflictos parentales, los problemas intersubjetivos, el dolor, el sufrimiento, el mal, la muerte que ponían en crisis el sentido de la existencia, hoy, en cambio, es la ausencia de sentido la causa del dolor, del sufrimiento, de la angustia, de la desesperación.

Hoy el Occidente no se interroga más sobre el "sentido del sufrimiento", sino acerca de la existencia. La existencia no se vive como privada de sentido porque es atormentada por el dolor, el sufrimiento, el mal, como sucedía anteriormente. No!! Hoy, sin puntos de referencias fuertes, sin meta alguna que seduzca el corazón y la mente de la gente, lo que sucede es que la existencia no parece tener más sentido, entonces es causa del dolor, del sufrimiento, de la angustia y de la desesperación

.Dicho en forma breve: antes era el dolor y el sufrimiento que ponían en crisis el sentido de la vida. Hoy es la ausencia de sentido que provoca dolor, desesperación y muerte.

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