jueves, 24 de septiembre de 2009

Montezuma y el British Museum



Hoy (24-9-2009) en la ciudad de Londres, el British Museum, institución antigua y renombrada, da inicio a una muestra dedicada a Montezuma bajo el título: "Moctezuma: Aztec Ruler" (=gobernador azteca).


Es la última muestra que el famoso museo inglés dedica a los conquistadores y dominadores de la antiguedad que, para el bien o para el mal (este último fue, en nuestras tierras, un azote constante encarnado en la presencia y voracidad de los "conquistadores) ha signado la historia del mundo.

Todos sabemos quien fue Montezuma. Uno de los jefes más importantes del reino azteca. Soberano casi divino, gran estratega militar, pero también un personaje contradictorio porque parece que entregó su propio pueblo a los conquistadores. Cosa esta que requeriría de una reflexión profunda y crítica, que no es el caso de hacer ahora.

La muestra en el Britsh Museum se compone de documentos, artesanias y otras reliquias provenientes tanto de México como también de Europa. Con esos elementos se trata de reconstruir el camino o la historia del reino azteca de Montezuma. Se pondrá de relieve su esplendor cultural y artístico, expresión de una gran civilización que el rapaz conquistador español desconoció, porque sus ojos y sus manos no tenían otra intención que depredar. Se reconstruirá también la caída del imperio, provocada por el arribo fatídico de las tropas de asalto de la España inquisitorial e imperialista del tiempo.
Jefe de la expedición española era Hernán Cortés. Obviamente las tropas del imperio español llegaron provistas de un arsenal militar impensable para los aztecas. Una de las armas que causó estragos en la población aborigen, no fue tanto la espada, la pistola, el fusil o el cañón, sino lo que hoy llamamos virus. Uno de estos, causa principal de muerte y debilitamiento de la población, fue la sífilis, enfermedad para la cual los nativos no tenían defensas inmunitarias.

Una Europa corrupta e inmoral, en la cual todos sus miembros, desde los estratos poblaciones más bajos hasta los más altos, vivía una vida sexual hecha de adulterio y promiscuidad (cosa que la población nuestra no conocía) diezmó, con ese virus, una población aborigen innumerable.

Los primeros españoles que pisaron las tierras nuevas se preguntaban si los indios tenían "alma", si eran verdaderamente "hombres", dado que tenían otros dioses y otra forma de vida, otras claves relacionales. Una pregunta que revela la clave etnocéntrica y arrogante de la Europa de aquellos tiempos - en realidad no muy distante de la actual.

En realidad, quienes no tenían ni corazón ni alma, eran los españoles, ávidos de expoliar y pisotear todo lo que encontraran a su paso, desparramando virus y sífilis, como el labrador desparrama las semillas en el surco.

Entre tantas vicisitudes, miserias y vejaciones, de la espléndida ciudad sacra de Tenochtitlán, en pocos años no quedó nada. Lamentos, lágrimas y muerte. Sólo ruinas en las cuales surge ahora la Ciudad de México.

En fin, una época difícil de la historia, que provoca náusea cuando se la considera atentamente, dado que España (y en realidad toda la Europa conquistadora) partía en nombre de un Dios que ama sin medida y da su vida por todos sin pedir nada en cambio. En realidad, Dios y la Biblia fueron una buena excusa para exterminar todo aquello que se opusiera a los intereses bancarios y comerciales de Europa.

Hoy, en Londrés, revive la historia del gran jefe Montezuma, mientras Europa sin ningún escrúpulo, continua, como Estados Unidos, alargando su mano voraz y conquistadora, bajo otras máscaras que suele disfrazar como seguridad, defensa de la democracia o "misiones de paz" que, curiosamente, terminan por masacrar mujeres, niños y ancianos. Nada de extraño. Así hizo siempre el hombre blanco (español, inglés, holandés, etc.). Donde puso el pie, puso la espada y no tuvo respeto por ninguno. La cruz fue siempre una excusa. Hoy la llaman eufemísticamente: misión de paz.

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