martes, 6 de julio de 2010

Sociedad - mercado - economia

Reduciendo el "mundo" al "mundo del dinero", al sólo mundo económico, la economía vacía o depreda la noción de sociedad y la noción de individuo de todo tipo de relevancia axiológica. En otras palabras, la dimensión cualitativa desaparece fagocitada por la dimensión cuantitativa.

La economia trasformando el mundo en "mercadería" focaliza la sociedad y el individuo desde un punto de vista puramente cuantitativo. Desde tal perspectiva, la sociedad no es otra cosa que "mercado" y, en consecuencia, el individuo es también cuantificado. Se podría decir que el individuo pierde tal característica y la dignidad de "persona" para no ser otra cosa que un momento o una "síntesis de sus intereses materiales".

Con esta doble reducción, la sociedad se trasforma en el lugar de la competición de los intereses individuales. Pero donde la sociedad es reducida a sólo mercado, no obstante la ideología celebre o cante el triunfo del individuo (individualismo) y de la libre iniciativa (liberalismo), en realidad no se asiste a otra cosa que al declino, o, mejor, a la muerte del individuo.

En el mercado son los intereses los protagonistas de las relaciones, y no los individuos, los cuales interactúan no en cuanto individuos, con sus propias especificidades y peculiaridades, pues no queda de ellos sino la categoría o la función de ser "titulares de sus intereses". En un mundo transformado en mercado los individuos interactúan en cuanto "personificaciones" de sus intereses. En esta lógica el rostro del individuo desaparece bajo la máscara del "representante de intereses".

Estamos sometidos a una macabra paradoja pues es justamente la economía liberal, en su ostentada celebración y defensa del individuo y de sus valores, la que prepara la sepultura o, mejor dicho, la muerte del individuo y su substitución con una máscara que representa la única dimensión que cuenta, es decir, la dimensión económica.

Ahí, en efecto, donde todo es mercadería, donde todo es entendido y vivido como "pérdida y ganancias" mediado por el dinero, no existe otra lógica que la lógica cuantitativa y el encuentro o la relación no se establece entre personas sino entre "factores económicos" de los cuales los individuos son, simplemente, "personificaciones". Son máscaras que no cuentan sino en función del primado del "tener, poseer y acaparar"


En tal sistema relacional "las personas - decía K. Marx - existen una para la otra sólo como representantes de mercaderías, es decir, como dueños de mercaderías" (El capital).

En este sistema, aunque parezca mentira, se tiende a la homologación porque transformando la persona en simple representante de los intereses - que son los que realmente entran en relación - no se hace otra cosa que modelarla de acuerdo a un único modelo o parámetro. Pretendiendo ser distintos somos todos siempre más iguales, idénticos. Fotocopias intercambiables.

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